Las malas hierbas son un problema real en el campo, independientemente que sean pequeñas o grandes superficies. Y por ello, encontrar la forma adecuada para eliminarlas es una tarea muy necesaria. De esta forma, conseguiremos que las plantaciones se desarrollen adecuadamente.
Qué son los herbicidas
Así, el herbicida es el producto químico utilizado para eliminar malezas, es decir, todas aquellas hierbas indeseadas que crecen en los campos y alrededor de las plantaciones. Por ello, controlar la maleza es una práctica agrícola básica para optimizar el desarrollo del cultivo.
Qué tipos de herbicidas existen
En el mercado existen distintos tipos así como diferentes formas de aplicación. Algunos herbicidas se aplican sobre la propia planta o hierba que se quiere eliminar y se conocen como herbicidas de contacto. Como tal, actúan sobre la superficie que tocan, afectando a tallos y hojas. Sin embargo, otros tipos se emplean sobre el propio suelo para evitar que allí crezca maleza.
También pueden dividirse en herbicidas selectivos, aquellos que no afectan a todas las plantas y sólo actúan sobre un tipo concreto. Así, este tipo de productos no causan casi daño al cultivo. Y otro de los tipos son los herbicidas no selectivos, que son aquellos que eliminan una amplia variedad de plantas sin distinción.
Otra variedad son los herbicidas emergentes: aquellos que controlan las semillas al germinar, antes de que broten del suelo. Como tal, no actuarían sobre aquellas plantas que ya han brotado. Y por el contrario, los herbicidas postemergentes, tal y como su nombre indica, actúan sobre las plantas que ya han brotado.
Precaución con los herbicidas
Al tratarse de productos químicos hay que tener cierta prevención o precaución a la hora de aplicarlos ya que podrían producir daños al medio ambiente alterando la fertilidad del suelo y la productividad e, incluso, a animales y personas. Por eso, recomendamos que sean aplicados con conocimiento de causa.
Soluciones caseras
Un remedio casero para eliminar las malas hierbas puede ser el uso de agua hirviendo o sal. En el caso del agua hirviendo, la debemos aplicar sobre las plantas que queremos evitar que crezcan. Otra opción es disolver la sal (o cloruro de sodio) en agua caliente y aplicarlo sobre las zonas afectadas.
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